jueves, 18 de noviembre de 2010

EL INVENTO DE LA GUERRILLA



Los creyentes que se quedan en casa, sin estar impedidos, no son iguales que los que combaten por Alá con su hacienda y sus personas.


La guerra de guerrillas ha existido siempre. ¿Qué hacían los judíos con los romanos? ¿Qué eran los zelotes? Guerrillas, ni más ni menos.

¿Qué más guerrilla hay que la batalla del bosque de Teutoburgo? Los germanos meten en un bosque a los romanos, hacia un desfiladero, se hace más espeso, empieza a llover, y empiezan a atacarles y se retiran, a atacarles y se retiran, hasta que matan a quince mil romanos. Eso es guerra de guerrillas. No es ni un ejército regular, ni una batalla organizada, ni un frente claro.

Y así en mil épocas y países, siempre que todo ejército no regular se ha visto con una inferioridad numérica y/o cualitativa importante frente a su enemigo. Pero no porque lo piense, no es una cuestión de “voy a crear la rueda”, no es un invento, no es la radio, simplemente surge como una necesidad.

Seguro que los primeros australopithecus cuando se enfrentaron 40 contra 7 la cosa acabó deviniendo en emboscadas y retiradas, ataques sorpresa, ventaja en terrenos desnivelados o una lluvia de rocas.

Es cierto que a partir de la Edad Media surge un mundo bélico más o menos estabilizado, con frentes y campos de batallas bien definidos, dos ejércitos y un vencedor. Pese a ello nunca dejarían de existir del todo ejemplos de guerrillas.

A partir del siglo XIX vuelve a resurgir con fuerza la guerra de guerrillas, y ya en la segunda mitad del siglo XX es la táctica universal de hacer la guerra en multitud de conflictos de media y baja intensidad por todo el mundo.

Pero no nació en el XIX. Lo de que inventamos los españoles la guerra de guerrillas en la Guerra de la Independencia pues no es nada menos que otra frase hecha y chovinista de las que está lleno el mundo y que han llegado a enseñarse en los libros de texto.

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